De Marcos, el adiós de un grande
De Marcos se fue. A lo grande, como es él…aunque no quisiera ser protagonista. Para cualquier aficionado del Athletic el resultado del partido fue lo de menos porque el de Laguardia (16 campañas y 574 partidos) deja atrás una vida en el conjunto rojiblanco. Se fue con su carta de naturaleza: con respeto y admiración. Ni el día de su homenaje faltó a lo que acostumbra. Como vio que los actos previos se demoraban se disculpó ante González Fuertes, que también decía adiós al fútbol, y Araujo, capitán del Barcelona. El árbitro fue claro con su respuesta: demórate lo que necesites le respondió con un claro gesto. En la grada hubo más de una lágrima de emoción porque se iba uno de los referentes del club.
Todos los jugadores del Athletic saltaron al campo luciendo el 18 de De Marcos y tras hacer pasillo de honor al campeón de Liga, que se llevó una buena pitada de la grada, el Barça se sumó a los actos de reconocimiento alargando el pasillo para que lo recorriese el capitán del Athletic junto a sus tres hijos. Mientras todo eso pasaba, en la Tribuna Este, la que está frente a los banquillos, un tifo de grandes dimensiones ofrecía dos imágenes de De Marcos -una con el remate que en 2009 ante el Barça supuso su primer gol con el Athletic y otra celebrando el título de Copa de 2024- y la leyenda Mila esker de Marcos, maite zaitugu. Good a football, good at life.
De Marcos (36 años) apuró como profesional su último día en un fútbol que le ha tenido desde niño, primero jugando con los amigos de Laguardia después en el Alavés y desde 2009 en el Athletic. El lateral, aunque en sus inicios fue jugador de ataque y con Bielsa un box to box que enamoró, dejó el campo en el minuto 87 con aplausos de gratitud y admiración de compañeros y rivales. Flick también se sumó y le dio una brazo. A la vez, el exterior de San Mamés se iluminaba en su honor. Entre los que aplaudieron en una de las filas altas de tribuna principal Orbaiz, Rico y Gurpegui, éste con la camiseta de homenajeado, que junto a sus familiares no quisieron perderse la noche del adiós de su amigo.